No creíste

Tú no creíste nunca que en el viento

pudiera yo fundar los edificios

de esta ciudad tan tuya, y los bullicios

fueran todos los versos que me invento.

 

No creíste en los seres que presiento

y que llenan las calles con sus vicios

de saltarse los grandes precipicios

para prestar sus voces a mi cuento.

 

Pero ahora que estás de este lado

del tiempo y la metáfora furtiva,

puedo inventarte asombro enduendado.

 

Es esta mi ciudad alternativa,

donde tú vives junto a lo creado

y que habita la fe en carne viva.


Foto by Andrei Larionov


A mi esposa

Donde quiera que esté


Si te llamaras lluvia y yo pudiera

fundarme en la pureza de tus ojos.

Si convocar tu nombre en mis antojos

apenas una incoherencia fuera.

 

Si te llamaras verso y floreciera

nuevamente tu vida en los abrojos

y se saltaran todos los cerrojos

que La Muerte dispuso, compañera.

 

Correría a través de cada charco

con la pasión del niño que en otrora

no conocía la palabra miedo.

 

Escribiría en un poema parco:

¡Vive! …y en el bosquejo de la aurora

fueras cuenco del beso que no puedo…