Donde quiera que esté
Si te llamaras lluvia y yo pudiera
fundarme en la pureza de tus ojos.
Si convocar tu nombre en mis antojos
apenas una incoherencia fuera.
Si te llamaras verso y floreciera
nuevamente tu vida en los abrojos
y se saltaran todos los cerrojos
que La Muerte dispuso, compañera.
Correría a través de cada charco
con la pasión del niño que en otrora
no conocía la palabra miedo.
Escribiría en un poema parco:
¡Vive! …y en el bosquejo de la aurora
fueras cuenco del beso que no puedo…
Cuánto amor y cuánta aceptación hay en estas letras,querido José M. Los milagros ocurren, a veces, y la lluvia y el verso nos dejan que en ellos encontremos a quienes amamos.
ResponderEliminarUn beso azul.
Candela Martí