Si pudiera quedarme como muerto,
con los ojos callados en mí mismo
a un paso del anhelo y del abismo,
apenas en el roce de lo incierto.
Si pudiera quedarme como inserto
en un poema al borde del lirismo,
como esperanza vaga, como un sismo
que estremezca el íntimo desierto
te hablaría de amor como un poeta
que busca en las orillas de la tarde
el soplo sublimado de la amada.
Pero te quiero mía a risa inquieta,
de piel desnuda y en la piel que arde
de este lado del verso. Menos, nada.
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