Vengo de donde nacen los idiomas
al otro lado del silencio y de la estatua
y traigo en mis bolsillos las libélulas
que escapan al espejo de las aguas
−más silencios que versos, más preguntas
que dogmas y más dudas que metáforas−
y con ello me siento libre y solo,
domado domador de la palabra.
¡Ah! qué guerra tan íntima, qué guerra,
por pura y transparente, necesaria;
pero asfixia el asombro en el que siempre
desnudo las flaquezas de mi alma:
¿Qué hago con la pólvora que queda
en las manos, después de la batalla?
Enhorabuena poeta, por compartirnos sus versos... "domado domador de la palabra", es excelente.
ResponderEliminarSaludos cordiales desde el Caribe.
Bye bye
Buenas,
ResponderEliminarhemos llegado a ti despues de leer tus relatos en tu blog, y nos gustaria que te unieras a nuestro proyecto de literatura en la red.
Si tienes interes, puedes escribirnos a contacto@publize.com y te ofreceremos más detalles.
Para más información puedes visitar www.publize.com
Saludos