Vengo

Vengo de donde nacen los idiomas

al otro lado del silencio y de la estatua

y traigo en mis bolsillos las libélulas

que escapan al espejo de las aguas

−más silencios que versos, más preguntas

que dogmas y más dudas que metáforas−

y con ello me siento libre y solo,

domado domador de la palabra.                                                                                                                                                          

¡Ah! qué guerra tan íntima, qué guerra,

por pura y transparente, necesaria;

 

pero asfixia el asombro en el que siempre

desnudo las flaquezas de mi alma:

 

¿Qué hago con la pólvora que queda

en las manos, después de la batalla?


Foto by Andrei Larionov


2 comentarios:

  1. Enhorabuena poeta, por compartirnos sus versos... "domado domador de la palabra", es excelente.

    Saludos cordiales desde el Caribe.
    Bye bye

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  2. Buenas,

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    Saludos

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